sábado, 28 de abril de 2007

Adios

Sábado. El sol comienza a morir. Tras otro nauseabundo dia, en el que no ha ocurrido nada, he decidido seguir los pasos del otrora adorado astro. Estas son mis palabras de espedida.
Probablemente pasarán tan desapercibidas como el resto de mi existencia. No están dirigidas a nadie; como el resto de lo hasta hoy por mi obrado.
Hace ya tiempo, muchos años, en una de mis habituales meditaciones me pareció ver con claridad que no tenia sentido irse así, sin más. Hoy, en las brumas de la confusión, no lo se. Confiaré en mi pasada lucidez.
Quiero que no se me confunda con esos enfermos estadounidenses que descargan su frustación contra objetivos aleatorios. Es otra mi enfermedad. Son más selectos mis objetivos.
Mi cuenta atrás comienza. Coloreada con sangre, adornada con sufrimiento, miedo y dolor.
Dormirán tranquilos los que puedan. Dóciles y éstupidas cabezas de ganado. Os despertaré. A vosotros los primeros, los más culpables, los más fáciles.